Cabalgando en recuerdos viajo a Tala
para espiar mi petiso en el potrero,
el rasante aletear del teru-tero
y la brisa de citrus perfumada.
El vivaz colibrí en la glicina
succionando el néctar delicioso
y el trinar delicado y armonioso
del jilguero en la esbelta casuarina.
El hechizo que brindan los frutales
con el marco floral de los jardines,
la fragancia sutil de los jazmines
y las tiernas tertulias familiares.
El azul celestial de los linares
que ennoblecen y adornan el paisaje
y el matiz esmeralda del follaje
son motivos que inspiran madrigales.
La hidalguía serena y generosa
es un hábito ingénito en mi pago,
tradición que compite en el halago
con el porte luciente de una rosa.
Le doy gracias a Dios por el regalo
de poder memorar tanta belleza
y expresar mi sentir con entereza.
¡Soy talense! ¡Que honor ser Entrerriano!
sábado, 31 de mayo de 2008
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