Quien vistió de esplendores el paisaje
nos dio el ser con un soplo cristalino,
con un soplo también dicto´el mensaje:
Soy la Luz, la Verdad, Soy el Camino.
Esa voz paternal enternecida
que sugiere buscar mayor altura,
esa voz que repite Soy la Vida
es venero de Amor y de ventura.
No te obliga el Señor a ser virtuoso,
es tuya la elección de otro sendero:
por supuesto, más chato y pedregoso.
Quiere Dios ver pureza en nuestros rostros
y olvidando el calvario del madero
vive eterno y glorioso entre nosotros.
martes, 3 de junio de 2008
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