En mis ratos de insomnio,con voz queta
una breve sonata me acompaña
y se adentra conmigo en la maraña
donde danzan los búfalos de seda.
Cuando el sueño deviene más profundo,
del jolgorio roquero enloqquecido,
me libero, y a instancia de Cupido
le hago un guiño a Minerva en otro mundo.
Con el alba un laúd desafinado
me susurra otra vez la medianía.
Dame, Señor, saber, dame entereza
para ver con cristal todo encumbrado,
transitar a la luz del medio día
y separar la mies de la malesa.
martes, 3 de junio de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario